Compartir en redes sociales:
Cada 6 de mayo se celebra el Día del Nutricionista en Chile, una fecha que conmemora la creación de la primera Escuela de Dietistas del país, fundada a fines de la década de 1930 por iniciativa del médico de origen húngaro, Dr. Esteban Kemeny. En ese entonces, Chile enfrentaba las consecuencias económicas derivadas de la Gran Depresión, lo que dio lugar a graves problemas de salud pública, enfermedades de origen nutricional y altos índices de desnutrición, especialmente en la población infantil.
Los desafíos sociosanitarios actuales son muy distintos a aquellos que motivaron la formación de los primeros dietistas. Hoy en día, las enfermedades crónicas y metabólicas predominan en la población, y estas condiciones están asociadas, en gran medida, a un desequilibrio sostenido entre el ingreso y el gasto energético, lo que ha dado paso a la malnutrición por exceso, el sobrepeso y la obesidad.
Las consecuencias de la malnutrición no son solo biológicas, ya que también afectan la calidad de vida e inciden en la salud mental. A nivel social, esta problemática incrementa los costos de atención médica, reduce la productividad laboral y sobrecarga los sistemas públicos de salud, profundizando las desigualdades en comunidades vulnerables.
En este contexto, el nutricionista contemporáneo cumple un rol fundamental como agente de cambio en la promoción de la salud. Su labor va mucho más allá de la atención clínica individual, abarcando también la educación alimentaria, el diseño de políticas públicas, la intervención en entornos escolares, laborales y comunitarios, así como la participación activa en estrategias multisectoriales.
Para guiar a la comunidad hacia un estilo de vida saludable, el profesional de la nutrición debe integrar la evidencia científica con factores culturales, sociales, económicos y religiosos. Además, juega un rol fundamental en la vigilancia nutricional y en la prevención de enfermedades crónicas, promoviendo entornos alimentarios más justos, accesibles y sostenibles.
El jefe de la carrera de Nutrición y Dietética, Mauricio Sotomayor, indicó que “se requiere formar nutricionistas con habilidades comunicativas, capacidad de trabajo colaborativo, liderazgo, pensamiento crítico y competencias en gestión, todas esenciales para diseñar, implementar y evaluar acciones nutricionales efectivas en diversos contextos”.
La Universidad Católica de la Santísima Concepción mantiene su compromiso con la formación de profesionales alineados con estas competencias. Es a través de sus valores institucionales que se consolida el perfil del nutricionista que la sociedad actual necesita: un actor estratégico en la lucha contra la malnutrición por exceso y las enfermedades crónicas, con una visión centrada tanto en la persona como en la comunidad.
“Este 6 de mayo es una oportunidad para conmemorar y honrar a quienes, en su tiempo, creyeron firmemente en la formación de agentes sanitarios para un Chile con grandes desafíos. También es un momento propicio para renovar compromisos, fortalecer convicciones y seguir construyendo un presente más saludable para todos”, concluyó Mauricio Sotomayor.