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El rol del canotaje en bote dragón en la rehabilitación del cáncer de mama

Por Fernanda Cifuentes Briones

El equipo Fortale-Senos Chile ha impulsado la práctica de este deporte desde 2018, obteniendo resultados positivos tanto en el ámbito físico como psicológico de las personas sobrevivientes de cáncer de mama en el país.

La promoción del ejercicio físico en mujeres con cáncer de mama es tanto una recomendación clínica como una prioridad de salud pública, ya que los tratamientos oncológicos, como la cirugía, la quimioterapia y la radioterapia, pueden dejar secuelas físicas y emocionales. En línea con este enfoque, el equipo Fortale-Senos Chile promueve el canotaje en bote dragón como una estrategia de rehabilitación integral para mujeres que han enfrentado esta enfermedad.

La idea de formar el equipo Fortale-Senos Chile y vincularlo con la rehabilitación de pacientes con cáncer de mama surge de Mónica Hernández, entrenadora del equipo, quien ha practicado canotaje toda su vida. Esta iniciativa nació al escuchar al doctor Don McKenzie, quien en 1996 realizó un estudio sobre el impacto de la práctica del canotaje en bote dragón para prevenir o detener el linfedema en sobrevivientes de cáncer de mama. Mónica quiso replicar este proyecto en Chile y comenzó en 2018 trabajando con una sobreviviente, dado que era muy difícil obtener la autorización de las entidades médicas para la participación de más pacientes. Sin embargo, en 2019, gracias al trabajo constante del equipo, comenzaron a revertir esta situación.

El canotaje en bote dragón ofrece múltiples beneficios físicos, como la mejora del rango de movimiento, la fuerza, la tonicidad muscular, la condición física y la resistencia cardíaca, además de complementarse con una alimentación más saludable. En cuanto a los beneficios psicológicos, destaca que la práctica del deporte ha incrementado la confianza y la autoestima de las sobrevivientes, les ha dado esperanza y sueños muy distintos a los que les generó la enfermedad.

Para poder participar en este deporte, cada integrante necesita contar con autorización médica para realizar canotaje, otorgada idealmente por un oncólogo o mastólogo, y por un cardiólogo. Asimismo, se recomienda haber finalizado los tratamientos de quimioterapia, radioterapia y las operaciones correspondientes, todo esto por seguridad para las participantes. Además, la entrenadora adapta los entrenamientos según la condición física de cada integrante en el momento, ya que muchas veces las participantes están en proceso de alguna intervención quirúrgica o tratamiento.

Paula Farías, sobreviviente de cáncer de mama y presidenta del equipo Fortale-Senos Chile, señaló que “el principal desafío para practicar canotaje en bote dragón es ‘atreverse’: atreverse a pensar que somos capaces, que nuestros cuerpos pueden rehabilitarse, y que podemos vivir en armonía practicando deporte para tener una mejor calidad de vida. Este deporte es para todas las mujeres que quieran rehabilitarse después de la enfermedad; no importan la edad, la condición física ni la experiencia deportiva”. Además, añadió que “ahora tenemos un gran objetivo, queremos representar a Chile y a todas las sobrevivientes de cáncer de mama en el Mundial Internacional de Equipos de nuestra categoría BCS (Breast Cancer Survivor), que se realizará en Francia en agosto de 2026”.

El equipo Fortale-Senos Chile y el académico del Departamento de Salud Pública de la Universidad Católica de la Santísima Concepción, Raúl Aguilera, mantienen una estrecha relación, pues Raúl conoció a la agrupación en el marco de sus actividades de investigación clínica. En ese contexto, el kinesiólogo se acercó a ellas para solicitar cartas de apoyo para la postulación a proyectos científicos enfocados en la rehabilitación del cáncer de mama. Desde entonces, se ha establecido un vínculo valioso de colaboración y compromiso mutuo con la investigación y el bienestar de las mujeres con cáncer de mama. Fortale-Senos Chile también participó en el Primer Simposio en Cáncer del Sur de Chile realizado en la UCSC.

Respaldo científico

Raúl Aguilera informó que “diversos estudios internacionales han evidenciado que el canotaje en bote dragón es seguro y eficaz como parte del proceso de rehabilitación del cáncer de mama. Es importante subrayar que toda práctica de ejercicio físico, especialmente en población oncológica, debe ser guiada y supervisada por profesionales de la salud capacitados, con el fin de maximizar sus beneficios y prevenir complicaciones”.

Un estudio realizado por Bang y Wang (2023) mostró que, tras 14 semanas de entrenamiento en bote dragón, las participantes mejoraron significativamente la fuerza y flexibilidad del tren superior, así como su capacidad aeróbica. También se observaron importantes beneficios psicológicos, como mayor autoeficacia, menor miedo y una reducción de síntomas depresivos. En la misma línea, Fioretti et al. (2024) encontraron que esta práctica favorece una imagen corporal más positiva y contribuye al procesamiento emocional del impacto del cáncer, ayudando a reducir síntomas asociados al trauma.

Blanzola y colaboradores (2016) destacaron beneficios en la energía vital, la cohesión grupal y el crecimiento postraumático. Por su parte, Ray y Verhoef (2013), desde un enfoque integral, documentaron mejoras en el bienestar físico, emocional, funcional y espiritual, incluyendo una disminución de la fatiga relacionada con el tratamiento. Más recientemente, el estudio de Moro et al. (2024) aportó evidencia sobre la eficacia del bote dragón para fortalecer el tren inferior y promover mejoras en la salud mental y la percepción corporal, sin reportar efectos adversos.

“En conjunto, estos estudios confirman que el canotaje en bote dragón no solo fortalece el cuerpo, sino también el ánimo, el vínculo social y la calidad de vida, consolidándose como una herramienta valiosa para la rehabilitación integral de las mujeres que han enfrentado un cáncer de mama”, concluyó Raúl Aguilera.